Protección

Los Epeison vivían en libertad, indomables como su espíritu, hasta que en julio del año 2013 ésta se vió amenazada debido a un contrato que puso en peligro su existencia.

La Hacienda Yendegaia, de más de 38 mil hectáreas de extensión, pertenecía al señor Douglas Tompkins, quien donó dichas tierras al gobierno de Chile durante el primer mandato de Sebastian Piñera. Sin embargo, al momento de materializarse la donación el señor Tompkins no informó que existía un contrato celebrado ante notario por él a través de su Fundación Yendegaia y el señor Miguel Serka, mediante el cual se le autorizaba a este último a cazar con fines de muerte a los caballos salvajes de la zona durante los siguientes 4 años. A su vez, el documento comprometía la entrega del 15% de la ganancias de dicha cacería, a la fundación Yendegaia. La justificación de este contrato fue el supuesto peligro que representaba esta especie para el ecosistema del lugar porque serían equinos no originarios de la zona.

Esta autorización de caza produjo la muerte despiadada de muchos ejemplares y en otros casos, cruentas lesiones, como quebraduras de patas, perforaciones de flechas con productos químicos en sus puntas o heridas de bala. Los Epeison, vieron atacada su pacífica existencia por redes de pesca, ataques de perros y ballestas, todos métodos utilizados para llevar a cabo los cometidos del contrato de caza. Al mismo tiempo, se permitió la captura y el arreo forzado y violento de los Epeison a transbordadores que los alejarían para siempre de sus manadas y de las tierras que consideraban su hogar.

En este contexto, y movidos por una profunda admiración y amor hacia a estos animales, creamos la Fundación de Caballos Epeison de la cordillera de Darwin, con el fin de protegerlos del maltrato y matanza. Estamos convencidos que su permanencia en Tierra del Fuego es de inestimable valor por ser un tipo de equinos únicos en el mundo y que el manejo sustentable de la especie permite su existencia en armonía con el ecosistema austral de Chile, del cual ya forman parte porque se han reproducido durante generaciones en Tierra del Fuego, característica que permite considerarlos fauna propia de lugar.